Familia cristiana se pierde en el mar, tratando de dejar USA
La familia Gastonguay vivía en Arizona antes de decidir salir de los Estados Unidos por estar “cansados del control del gobierno sobre sus vidas”. Siendo cristianos no creen en “el aborto, la homosexualidad y la iglesia controlada por el Estado”.
Hannah, 26, madre de la familia, explica que su indignación se levantó por qué el gobierno interfiere con la libertad de religión: “Las iglesias estadounidenses ya no son más las mismas”.
Para la pareja, dice que es ridículo que ellos sean “obligados a pagar los impuestos que sustentan a los abortistas”. En varios Estados el aborto es legal y aunque el gobierno no proporciona la opción para el sistema de salud, muchas organizaciones ganan recursos federales para la práctica de estos.
Aunque los Gastonguay, no son miembros de ninguna iglesia, dicen que su fe proviene de la simple lectura de la Biblia. Al igual que en la historia del profeta Jonás, abordaron un barco para escapar de donde vivían.
A finales del año pasado, la familia se mudó a San Diego, California, donde compró un barco e hizo los preparativos para irse a vivir a la pequeña isla de Kiribati, en el Océano Pacífico. La familia eligió este lugar porque quería ayudar a la gente de “uno de los países menos desarrollados del mundo”.
Kiribati, consiste en un grupo de islas cerca de la línea del Ecuador, en Polinesia, entre Australia y Hawái. Su población asciende a poco más de 100. 000 habitantes.
En mayo de este año, Hannah, y su marido, Sean, de 30 años, su padre, Mike, y las hijas de la pareja (Ardith, 3 años y Rahab de 8 meses) partirían a su nueva vida. La familia no vería tierra durante tres meses.
Sin embargo, los Gastonguay, comenzaron a enfrentar una serie de tormentas en el mar. Su pequeño barco fue dañado por las fuertes olas y decidieron navegar a las Islas Marquesas. Pero el tiempo no les permitió un gran avance y quedaron a la deriva durante semanas.
Pronto se dieron cuenta de que tenían pocas provisiones, que consistía en “un poco de jugo y miel”. Aun así, con algunos peces fueron capaces de sobrevivir.
“Nunca pensamos que íbamos a morir. Creímos que Dios nos salvaría”, recuerda Hannah. Finalmente, el barco de la familia fue avistado por un helicóptero que había despegado de un barco pesquero venezolano. Fueron rescatados, literalmente, en la mitad de la nada. No había tierra durante cientos de kilómetros a la redonda.
Después de casi un mes de “paseo” en la nave venezolana y una japonés, llegaron a Chile.
“Estaban buscando una aventura. Querían vivir en una isla de Polinesia, pero no tienen los conocimientos necesarios para navegar en alta mar”, dijo el oficial José Luis López, quien escuchó el testimonio de la familia. Mauricio Araneda, gobernador de la provincia de San Antonio, donde estaban, fue más allá y dijo que tenían conocimiento casi nulo sobre la navegación.
A los 5 americanos se les entregaron sus billetes de vuelta a los EE.UU. pagados por la embajada del país en Chile. Al llegar a casa el domingo el Departamento de Estado de los Estados Unidos se negó a comentar sobre el caso.
Hannah, 26, madre de la familia, explica que su indignación se levantó por qué el gobierno interfiere con la libertad de religión: “Las iglesias estadounidenses ya no son más las mismas”.
Para la pareja, dice que es ridículo que ellos sean “obligados a pagar los impuestos que sustentan a los abortistas”. En varios Estados el aborto es legal y aunque el gobierno no proporciona la opción para el sistema de salud, muchas organizaciones ganan recursos federales para la práctica de estos.
Aunque los Gastonguay, no son miembros de ninguna iglesia, dicen que su fe proviene de la simple lectura de la Biblia. Al igual que en la historia del profeta Jonás, abordaron un barco para escapar de donde vivían.
A finales del año pasado, la familia se mudó a San Diego, California, donde compró un barco e hizo los preparativos para irse a vivir a la pequeña isla de Kiribati, en el Océano Pacífico. La familia eligió este lugar porque quería ayudar a la gente de “uno de los países menos desarrollados del mundo”.
Kiribati, consiste en un grupo de islas cerca de la línea del Ecuador, en Polinesia, entre Australia y Hawái. Su población asciende a poco más de 100. 000 habitantes.
En mayo de este año, Hannah, y su marido, Sean, de 30 años, su padre, Mike, y las hijas de la pareja (Ardith, 3 años y Rahab de 8 meses) partirían a su nueva vida. La familia no vería tierra durante tres meses.
Sin embargo, los Gastonguay, comenzaron a enfrentar una serie de tormentas en el mar. Su pequeño barco fue dañado por las fuertes olas y decidieron navegar a las Islas Marquesas. Pero el tiempo no les permitió un gran avance y quedaron a la deriva durante semanas.
Pronto se dieron cuenta de que tenían pocas provisiones, que consistía en “un poco de jugo y miel”. Aun así, con algunos peces fueron capaces de sobrevivir.
“Nunca pensamos que íbamos a morir. Creímos que Dios nos salvaría”, recuerda Hannah. Finalmente, el barco de la familia fue avistado por un helicóptero que había despegado de un barco pesquero venezolano. Fueron rescatados, literalmente, en la mitad de la nada. No había tierra durante cientos de kilómetros a la redonda.
Después de casi un mes de “paseo” en la nave venezolana y una japonés, llegaron a Chile.
“Estaban buscando una aventura. Querían vivir en una isla de Polinesia, pero no tienen los conocimientos necesarios para navegar en alta mar”, dijo el oficial José Luis López, quien escuchó el testimonio de la familia. Mauricio Araneda, gobernador de la provincia de San Antonio, donde estaban, fue más allá y dijo que tenían conocimiento casi nulo sobre la navegación.
A los 5 americanos se les entregaron sus billetes de vuelta a los EE.UU. pagados por la embajada del país en Chile. Al llegar a casa el domingo el Departamento de Estado de los Estados Unidos se negó a comentar sobre el caso.
Fuente: Traducido por Noticia Cristiana de Urban Christian
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